Emiliano Nicodemo y Lucila Godoy cuentan sus experiencias como alumno y alumna asistentes en la Licenciatura en Biotecnología de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR).

Desde 2016, Emiliano Nicodemo es estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de la UNAHUR. Vive en Palomar, cursa con su hermano y le faltan apenas cuatro materias para graduarse. “Antes de estudiar en la UNAHUR, cursé hasta tercer año de Ingeniería Ambiental en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF)”, cuenta. Lucila Godoy estudia la misma carrera que Nicodemo desde 2017 y vive en San Miguel. Apenas finalizados sus estudios secundarios en José C. Paz, había cursado materias de Biotecnología en otra institución de la Ciudad de Buenos Aires y le fueron reconocidas algunas equivalencias: “Me quedaba muy lejos –relata–. Las nuevas universidades permitieron no tener que viajar tanto a quienes vivimos en muchas zonas del conurbano”.

Ambos jóvenes son alumnos asistentes y ganaron dos veces sus concursos. Dice Nicodemo: “Concursé tres veces para la materia Química General. La primera vez, en 2018, cuando fue el primer concurso para el Instituto de Biotecnología, no quedé seleccionado. Las otras dos veces, sí. Mejoré un poco el currículum, porque ya estaba trabajando en el INTA y había participado de un proyecto de investigación”. Su cargo se prolonga hasta el segundo cuatrimestre de 2021. Godoy también da cuenta de su experiencia: “Una de las primeras materias que cursé fue Biología General, y esa es la materia de la que soy asistente desde mediados de 2019. El cargo dura un año. Cumplí el primer año en julio de 2020 y volví a concursar hasta julio de 2021”.

La pandemia puso a toda la comunidad educativa frente a nuevos desafíos. Las y los alumnos asistentes no fueron la excepción. “Casi un año fui alumno asistente de manera presencial. Cuando llegó la pandemia, en menos de una semana tuvimos que adaptarnos a la modalidad virtual. No es lo mismo explicar de manera presencial en un pizarrón que hacerlo virtualmente. Pero con las herramientas que hay más o menos nos fuimos arreglando”, afirma Nicodemo. Y agrega Godoy: “Alcancé a ser asistente en la presencialidad un solo cuatrimestre. Me parece que el alumno asistente también es súper necesario en la virtualidad. Sobre todo, para estudiantes que recién empiezan y se les puede dificultar seguir el ritmo de las materias”.

Pese a que el campus virtual de la Universidad es un recurso del que se valen todas las materias, suelen poderse en juego distintas estrategias. “En Química General se suben los videos con las clases grabadas, para que quienes no tienen buena conectividad puedan ver el material en el momento que les sea posible –describe Nicodemo–. Es una decisión que apunta a que todos puedan acceder. Las tutorías que damos los alumnos asistentes sí se hacen por videollamada. Revisamos ejercicios y respondemos dudas teóricas”. Godoy destaca que, dado que la materia en la que es alumna asistente se cursa en el primer año de la carrera, muchas consultas tienen que ver con temas administrativos. Y observa: “Es importante nuestro acompañamiento para que los estudiantes no se sientan solos. Es clave que haya alguien del otro lado de la computadora o del teléfono celular”. Esta alumna asistente sostiene que las profesoras le dan lugar para la participación activa en las clases: “Elegimos algún tema con el que nos sentimos cómodas y lo explicamos. También revisamos las actividades entre todos”.

Tanto Godoy como Nicodemo realizan un balance positivo de sus experiencias como alumnos asistentes. Para la primera, el hecho de que el cargo sea remunerado permite “dedicarle un tiempo fijo a la tarea y asumirla con mayor responsabilidad”. Además, destaca la transparencia con que se accede a los cargos: “Concursamos, tenemos entrevistas, presentamos currículums. Es una buena preparación para futuras postulaciones en otros puestos de trabajo”. Nicodemo coincide con su compañera y añade: “Es increíble que uno tenga la posibilidad de acceder mediante concurso. En otras instituciones no pasa, o hay que llevar adelante el rol por muchos años y sin ninguna remuneración. Un alumno asistente está más cerca del estudiantado y puede ser, de alguna manera, un mejor nexo con las y los profesores”.

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