El proyecto de voluntariado de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) “Kefir Solidario”, apoyado en docentes y estudiantes de la Licenciatura y Tecnicatura Universitaria en Tecnología de los Alimentos, ofreció una charla abierta a la comunidad.

La actividad se desarrolló el pasado sábado en el auditorio, donde se acercaron vecinas y vecinos de zonas cercanas (y no tanto) a la universidad. El proyecto que promueve el consumo de kefir y lo vuelve accesible, sobre todo entre poblaciones vulneradas, está a cargo de la docente e investigadora de la UNAHUR, Lina Merino. Otra docente que participó de la actividad y forma parte del proyecto es Ana Moretti. También hubo estudiantes que integran el equipo de investigación sobre el kéfir y el propio voluntariado, tales como Lorena Taborda y María Noel Salazar.

“Este proyecto lleva casi dos años de funcionamiento”, introdujo Merino. Luego contó que el trabajo pionero con el kefir (y su extensión a la comunidad) se originó hace unos 20 años en la Universidad Nacional de La Plata. “Me sumé a ese proyecto en 2008”, recordó. Los objetivos principales del voluntariado de la UNAHUR pueden sintetizarse en algunos ítems: 1) divulgar qué es el kéfir; 2) promover y difundir su consumo; 3) llegar a merenderos, comedores comunitarios, clubes y familias de la comunidad. Entre las actividades que lleva adelante el voluntariado, se encuentran las charlas abiertas, la entrega de gránulos de kéfir obtenidos en la UNAHUR, visitas a escuelas y recepción de escuelas en el laboratorio de la universidad.

“El kefir es un alimento ancestral, con unos 4.000 años de historia, y también muy actual: su consumo creció muchísimo en los últimos años”, observó Merino. Se trata de una masa gelatinosa que contiene microorganismos (bacterias y levaduras considerados probióticos) con efectos benéficos para la salud y la nutrición. Sus gránulos están constituidos por levaduras fermentadas y no fermentadas de la lactosa. Fue traído a la Argentina por sucesivas olas migratorias.

Está difundido el consumo de dos clases de gránulos de kéfir: de agua y de leche. Si bien este último está más estudiado, hay evidencias suficientes para sostener que el consumo de cualquiera de los dos ofrece numerosos beneficios. La longevidad en la región de Cáucaso, de hecho, se asocia a la ingesta extendida de este alimento inscripto en el Código Alimentario Argentino. “Existen teorías que establecen que el kefir se originó en los estómagos de rumiantes que se usaban como sacos para transporte de leche. La fermentación de leche es uno de los procesos que permite su conservación”, explicó la responsable del proyecto.

A medida que la producción de kefir de sostiene en el tiempo, sus gránulos se multiplican. Pueden congelarse en leche o agua con azúcar mascabo y suelen donarse. “Esta tradición solidaria ligada a los alimentos crea comunidad. Se intercambian gránulos y saberes”, destacó Merino. El kefir aporta muchos beneficios: es un probiótico que actúa como suplemento en la dieta; contiene microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino y provocan efectos positivos sobre la inmunomodulación, la nutrición y el balance microbiano en el tracto intestinal; mejora digestión y la absorción de nutrientes; aporta el 50% de la vitamina B2 requerida por día; regula niveles de colesterol y azúcar en sangre; tiene bajo contenido de lactosa e inhibe la proliferación de patógenos.

Si se manipula correctamente, el kefir no se echa a perder. Para que su consumo sea seguro, se deja fermentar un mínimo de 24 horas en un recipiente tapado y a temperatura ambiente. En el caso de los gránulos de leche, debe usarse leche pasteurizada. Cada una cucharada colmada de gránulos de kefir (unos 10 gr), se debe verter un vaso de leche o agua (unos 100 ml) y dos cucharadas de azúcar mascabo (si se trata de kéfir de agua). Debe emplearse un colador plástico. En la UNAHUR, además, hay un equipo de investigación dedicado al estudio del kefir de agua.

“Estamos orgullosos de la universidad, y la defendemos porque creemos que transforma, y esa transformación tiene que ser solidaria. Queremos profesionales comprometidos con la comunidad”, subrayó Merino. En el cierre del evento, estudiantes de la UNAHUR mostraron cómo colar kefir de leche, se repartieron frascos con gránulos entre la concurrencia y hubo degustación de preparaciones producidas con este alimento.

Es posible contactarse con integrantes del proyecto por Instagram (@KefirSolidarioUnahur) o vía correo electrónico (voluntariadokefirunahur@gmail.com).

@AAUNAHUR