Aula Abierta – Revista digital comparte fragmentos de la conversación sostenida, en 2023, con Elsa Pavón, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo y vicepresidenta de la Asociación Anahí.  

“El primer día de la democracia hicimos la denuncia por la apropiación de mi nieta Paula. Estábamos esperando el 13 de diciembre a las siete de la mañana para ir a sorteo y ver en qué juzgado tocaba la denuncia. La recuperé el 13 de diciembre de 1984”, recordó Pavón.

Junto a la alegría de recuperar a Paula, ¿qué nuevas dificultades debieron afrontar?

Todo que significaba el reencuentro fue difícil: recrear los vínculos, aclararle hasta dónde se podía a una nena de ocho años por qué no estaba con sus padres y yo la estaba buscando… Para ella era todo nuevo. El primer año fue el más complejo. Creo que hasta el día de hoy persiste algún cuestionamiento. Creció escuchando mentiras desde que tenía uso de razón hasta los ocho años. Cuando se conoce la verdad, se le dice que yo era una vieja loca. Yo no creo que ese daño se borre del todo. Sin embargo, en algún lugar, Paula tiene los recuerdos de sus padres, sobre todo de su madre. Tenía veintitrés meses cuando se la llevaron.

También hubo que reincorporarla a la escuela. Le habían sacado los dos años de vida que tenía cuando se la llevaron: la inscribieron como recién nacida. Un año de escuela lo pudo adelantar cómodamente, pero fue a su ritmo. Estaba educada y criada como más chica, con lo cual fue duro para ella adaptarse a que otras compañeritas le hicieran frente. Pero creció, terminó sus estudios y tiene dos hijas.

¿Siempre confiaron en que era posible recuperar a los nietos y las nietas?

Estábamos muy conscientes de las dificultades que existían. Yo pertenecía a Abuelas, por supuesto. De hecho, la presidenta en aquel momento, Chica Mariani, decía que no confiaba en que pudiéramos encontrar a Paula. Por la forma en que había desaparecido, por la edad… En cambio, hay otros chiquitos que pensábamos que podían ser recuperados con algo más de facilidad por los que seguimos preguntando dónde están. Es el caso de Anahí, la propia nieta de Chicha. La búsqueda continúa. A esta altura, también es la búsqueda de una respuesta: que los responsables digan qué fue lo que pasó.

¿Qué significa Chicha Mariani para la lucha por los derechos humanos y para su propia vida?

En lo personal, fue mi hermana de la vida. Espero que un día se reconozca que es una parte de la historia, que gracias a ella se han iniciado muchas cosas. En principio, y fundamentalmente, el tema de la identidad, de la búsqueda de nuestros nietos. En nuestro caso, estábamos buscando devolverles sus historias; que, cuando fuesen adultos y se enteraran de que sus familias no eran las de origen, no pensaran que habían sido abandonados. Ese era el objetivo que teníamos. Chicha fue fundamental para crear el Banco Nacional de Datos Genéticos que, incluso cuando nosotras no estuviéramos, serviría para que las personas que tuvieran dudas sobre su identidad pudieran averiguar si eran hijos de desaparecidos.

@AAUNAHUR