El escritor y crítico literario Noé Jitrik visitó la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) en el marco del ciclo “Las palabras y las cosas”, organizado por los docentes del Profesorado Universitario de Letras Carlos Battilana y Martín Sozzi.

El encuentro tuvo lugar el pasado 6 de diciembre. Claudia Torre, directora del Profesorado responsable del evento, le dio la bienvenida a Jitrik y celebró la presencia de las dos primeras graduadas de la carrera a su cargo. A continuación, Pablo Urquiza, director del Instituto de Educación, le dedicó unas palabras al prestigioso escritor: “Es un honor que se haya tomado el trabajo de pasar un viernes por la tarde en este pequeño lugar del conurbano. Su presencia nos hace sentir importantes, porque usted es importante para nosotros”.

Por su parte, Battilana se refirió al recorrido del ciclo “Las palabras y las cosas”, que completó su cuarto año de existencia, y destacó algunos hitos de la producción del invitado: “Noé es una constelación en la cultura argentina”. Entre otras cosas, Jitrik dirigió la monumental Historia crítica de la literatura argentina, cuyo tomo número XII se publicó el año pasado. Enseguida, Sozzi introdujo un tema para iniciar el intercambio: el canon y el margen en la literatura.

“La idea de canon se presenta para resolver el problema del comienzo –introdujo Jitrik–. Aparece como una formulación indiscutible de una actividad compleja que es la literatura”. También dejó dos preguntas como una invitación a pensar: ¿qué hace indiscutible al canon? y ¿quién establece la consagración de un autor? Luego mencionó –y relativizó– tres mecanismos con los que se relaciona la determinación de las obras canónicas: la venta de ejemplares, la supuesta expresión de un ser nacional y la necesidad estatal de reforzar una identidad en el orden simbólico.

“El cuerpo literario está en permanente movimiento –continuó Jitrik–. Esas obras del canon dependen también de la sociedad en la que tienen lugar. Por ejemplo, el canon de la literatura argentina tiene que ver con la afirmación de una cultura como válida y competitiva. Busca abandonar un lugar de subordinación a otras literaturas”. En este sentido, el trabajo del crítico literario está estrechamente vinculado a la construcción –siempre incompleta– de ese canon.

El escritor rescató el concepto de entropía, acuñado por Julia Kristeva, que resulta útil para dar cuenta de aquello que es confuso, inacabado y que está en perpetuo movimiento. Sin embargo, advirtió: “Para encontrar nuevos aspectos en una obra es necesario configurar otro aparataje teórico”. Así, por ejemplo, el psicoanálisis habría permitido encontrar nuevos sentidos en numerosas obras que lo precedieron.

“El texto siempre sigue actuando, sigue diciendo. Despierta en la relación con la propia vida del lector. La literatura no es una decoración, un vestido; es una experiencia”, aseguró Jitrik. Y agregó: “Los textos son universos fugitivos. Los perseguimos; nos llaman. A veces somos ciegos a lo que nos ofrecen y otras veces descubrimos nuestra propia capacidad en ellos”.

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