“Nos interesa pensar en un registro. En uno amplio, genérico, que tiene que ver con el armado del currículum y de los planes de estudio de la escuela secundaria y, por otro lado, nos interesa también trabajar las dificultades que tenemos los docentes cuando trabajamos en las escuelas secundarias y que son relativas al desafío que es conquistar la atención de los jóvenes hoy y el desafío de poder criticar el sentido que tiene aprender la materia que estamos enseñando. Hoy, nuestras expositoras van a abordar estas dos inquietudes: cómo construimos una situación de trabajo en el aula y también cómo se pensaron –o cómo se piensan- los programas que corresponden a la escuela secundaria”. Así fueron las primeras palabras que Marcela Martínez y Gabriel Brener manifestaron al dar comienzo al tercer encuentro del ciclo de formación sobre la escuela secundaria en la Argentina contemporánea que, mes a mes, organiza la UNAHUR.

En esta oportunidad, las expositoras invitadas fueron Andrea Scagnetti (Directora del Profesorado Universitario de Inglés de la UNAHUR), Gabriela Carnevale (profesora de enseñanza media y superior en Historia -UBA y UNAHUR), Beatriz Masine (docente UBA y ex consultora en el área de Lengua y Literatura en el Ministerio de Educación) y Marina Paulozzo (Lic. en Educación y profesora de enseñanza media, normal y especial), quienes, cada una desde su disciplina, expresaron sus visiones sobre “La enseñanza en la escuela secundaria”.

Como docente de lengua extranjera, Scagnetti señaló que “cuando uno aprende una lengua, hay cuatro habilidades que uno desarrolla: el habla, la escucha, la escritura y la lectura” y explicó que “el desarrollo de esas cuatro habilidades” es lo que “normalmente” se debería aprender en la escuela secundaria pero que, en la práctica, no es lo que sucede. ¿Por qué? Porque, en general, “son clases muy numerosas y heterogéneas” en las que “hay multiniveles”, es decir, “hay alumnos que tienen un nivel básico y hay otros que tienen niveles más avanzados Uno no debería atender de igual manera a un estudiante que se inicia en un idioma y a otro que ya se maneja” pero es lo que muchas veces termina sucediendo ya que “es muy difícil generar el desarrollo de las cuatro habilidades para todos los alumnos”.

Gabriela Carnevale, profesora de enseñanza media y superior en la UBA y la UNAHUR, indicó que los desafíos de las ciencias sociales en la escuela secundaria “están puestos en los modos en los que un profesor lee el currículum” y, en ese sentido, destacó la importancia de la planificación ya que “es el momento en el que un profesor decide qué quiere que pase con sus alumnos durante el año escolar”. Allí, el docente “toma decisiones, dialoga con la política curricular y fundamentalmente, legitima su trabajo”. Carnevale describió a esa instancia como “la oportunidad para construir una hoja de ruta y renovar el sentido de nuestro oficio/profesión”, como “una escritura pedagógica que tiene un gran valor, pocas veces reconocido”.

Al mismo tiempo, Carnevale señaló que “la última construcción curricular de la secundaria -a partir de la LEN- puso en evidencia la arbitrariedad de los saberes” que la constituyen -en términos de Alicia de Alba- “pero también las tensiones que conlleva todo proceso de construcción curricular”. En ese sentido, la docente diplomada por FLACSO apuntó que “diseñar la enseñanza es un acto sumamente político” ya que “decidir qué se enseña en las escuelas deja en evidencia que cotidianamente disputamos sentidos” y puso como ejemplos los casos de las asignaturas “Política y Ciudadanía” y “Trabajo y Ciudadanía”.

Paulozzo: “Discutir la enseñanza también es discutir cuántos de los profesores que están en la secundaria quieren que esos chicos estén allí”

Paulozzo se refirió también a la cuestión curricular, planteando la pregunta de “¿por qué los estudiantes tienen que aprender todo lo que nosotros decimos que tienen que aprender? La secundaria tiene, como mínimo, diez materias anuales. ¿Cómo se hace para cursar diez materias anuales y aprender algo?”. La propia Paulozzo no tuvo inconvenientes en definirse ella misma como “la responsable” de que los chicos en la provincia de Buenos Aires tengan diez materias por año. “YO me estoy cuestionando ¿por qué no pusimos menos? Porque poner menos implicaría dejar a miles de profesores sin trabajo. La prioridad política fue cuidar los trabajos de los profesores” para luego plantear(se) “¿Tenemos el coraje de discutir la enseñanza desde ese lugar?”. Asimismo, Paulozzo (se) cuestionó el alcance transformador de las políticas educativas del anterior gobierno al señalar: “si hicimos tantas cosas buenas ¿qué es lo que no hicimos para estar ahora con esta situación de la educación pública? Si hicimos los currículums muy bien, si trabajamos mucho, si repartimos millones de libros, películas, si discutimos cómo tenía que ser la enseñanza, si tratamos de crear miles de escuelas ¿qué es lo que no sucedió? ¿Qué es lo que no sucedió en la educación en general y con la secundaria en particular?”.

Por su parte, Beatriz Masine también aludió a ciertas distancias y contratiempos que existieron en los últimos años entre “los propósitos macro” de las políticas del ministerio de educación nacional y lo que iba “pasando año a año en las aulas”, pero lo atribuyó a que son procesos en los que “las apropiaciones son lentas, se demoran”.

Asimismo, Masine indicó que las dificultades que hoy en día pueden llegar a “tener nuestros alumnos para expresar –oralmente y por escrito- lo que saben, piensan, imaginan, así como para interpretar y fundamentar sus pensamientos, no se subsanan a partir de nuevas modificaciones en los contenidos disciplinares sino esencialmente a partir de cambios en la metodologías de enseñanza, lo que supone considerar a la lectura y la escritura como práctica social y al aula como uno de los espacios privilegiados para poner en cuerpo esas prácticas”.

La Lic. en Ciencias de la Educación, Marina Paulozzo fue enfática al indicar que la LEN “llenó de pibes las escuelas” y que, para entonces, el sistema no estaba preparado “para recibir tanta gente: no había aulas, no había sillas, no había escuelas, no había docentes con título y todavía esto persiste, sobre todo en el conurbano”. Además, Paulozzo resaltó que ante esa masificación del acceso “había profesores que no tenían ningún interés en que esos chicos estuvieran en la secundaria (de hecho, esto todavía pasa hoy). Entonces, discutir la enseñanza también es discutir cuántos de los profesores que están en la secundaria quieren que esos chicos estén allí ¿Cómo pensar una escuela secundaria con profesores que no están convencidos que todos esos chicos deban estar ahí? Eso es parte del problema de la enseñanza”.

Paulozzo también realizó un análisis crítico sobre los tiempos y espacios de la escuela, tanto para estudiantes como para docentes que, por ejemplo, “en la provincia de Buenos Aires no tienen tiempo que no sea frente a alumnos” y detalló que hay educadores “que tienen cientos de alumnos en una sola semana”, situación que definió como “una bestialidad laboral” y “una locura didáctica”.

Carnevale: “Diseñar la enseñanza es un acto sumamente político”

Sobre el final, Paulozzo se refirió al proyecto oficial “secundaria 2030”. “En esa secundaria hay una concepción de aprendizaje distinta a la que estamos planteando, pero es muy interesante que no hay concepción de enseñanza. No se define cómo es la enseñanza ni cómo debería ser. Sí se define cómo es el aprendizaje y cómo se debe organizar”. Paulozzo hizo hincapié en que “esto va a traer un montón de discusiones porque cómo puede ser que se pueda pensar en organizar el aprendizaje –que es un proceso íntimo de cada uno de nosotros- y en ningún momento se hable de cómo se organiza la enseñanza ¿Cómo vamos a hacer para hablar de enseñanza cuando en el proyecto político para la secundaria no hay enseñanza? Sólo hay aprendizaje”.

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