Alejandro Grimson es doctor en Antropología y, desde hace años, se ocupa de bucear en las profundidades de las culturas políticas y en la construcción de las identidades nacionales, en especial la de diversos países de América Latina como Argentina y Brasil. Emilio Tenti Fanfani, por su parte, es un reconocido investigador que desde hace décadas indaga en la sociología de la educación. Esta corriente de pensamiento procura analizar los fenómenos educativos en su dimensión social y desde una mirada interdisciplinaria que se nutre de los aportes de la Psicología, la Economía y la Pedagogía, entre otras.
Un trabajo efectuado por ambos es Mitomanías de la educación argentina. Crítica de las frases hechas, las medias verdades y las soluciones mágicas. Aprovechando el resonante éxito de Mitomanías argentinas. Cómo hablamos de nosotros mismos, escrito tiempo antes por el mismo Grimson, este trabajo en coautoría se propone –y logra con creces– discutir con aquellas visiones que idealizan la escuela sarmientina creada a fines del siglo XIX, a la par del proceso formador del Estado.
Los investigadores discuten con esa mirada, cargada de nostalgia, sobre ciertos mitos fundantes de la educación argentina que tienen alta aceptación en la sociedad. Nostalgia impregnada de conservadurismo y que añora una supuesta época de oro en la cual los sectores populares no tenían cabida en niveles educativos como el secundario. Esos mitos tienen que ver con supuestos rasgos de la educación reconocidos por la mayor parte de los argentinos, que se creen habilitados para hablar con autoridad del tema por el solo hecho de haber transitado la escuela en algún momento de sus vidas. De este modo, circulan de manera prolífica y de boca en boca frases que construyen estereotipos que se manifiestan como verdades reveladas e incuestionables sobre todos los componentes de la comunidad educativa: los docentes, los alumnos, los padres, los sindicatos docentes y las autoridades encargadas de implementar políticas educativas.
Como demuestran Grimson y Tenti Fanfani, se trata de lugares comunes que implican análisis simplistas y no dejan lugar para posturas intermedias. Los escuchamos repetidamente en medios de comunicación, en los salones de clase, en las salas de profesores, en el colectivo, en las colas del banco y del supermercado, en las reuniones de padres, en la sobremesa del domingo o en la charla de café. Su popularidad estriba en que son mitos amplios y parecen darle a la escuela el ambivalente lugar de fuente de todos nuestros pesares y de institución sagrada que explica nuestras virtudes.
Los mitos indagados son numerosos, pero tienen una raíz común: la mayoría busca culpables de nuestra supuesta decadencia presente en el plano educativo. Con sagacidad y sólidos argumentos, Grimson y Tenti Fanfani dejan en claro que estas representaciones forman parte de una percepción autoconstruida y de gran actualidad. De ese modo, son diversos los mitos que los autores recorren y desestiman, y cada uno de ellos estructura un capítulo. El primero se encuentra de manera transversal en los diez mitos que componen el libro: el de la mencionada decadencia educativa. Los siguientes capítulos están destinados a desentrañar los imaginarios sociales sobre los alumnos y los docentes, en una constante apelación a un pasado superador de las vicisitudes del presente, que nuevamente los autores se ocupan de desestimar. Lo que la escuela debe enseñar es otro tema opinable para vastos sectores sociales, mientras que la idea acerca de cómo debe ser la autoridad escolar también merece un apartado. La disyuntiva entre la educación pública o privada es otro potente clima de época que encuentra su espacio al interior del libro, asociado a la discusión sobre la igualdad que supuestamente existió desde siempre en el sistema educativo argentino. Para concluir, la búsqueda de soluciones mágicas e inverosímiles y las cuestiones vinculadas al financiamiento del sistema y a la Universidad también forman parte del trabajo.
En síntesis, el libro es un interesante aporte que, con un lenguaje ameno y directo, pero sin perder su rigurosidad académica, logra llegar a la mayor cantidad de lectores posible, a fin de desmontar numerosos prejuicios. Sería deseable que el camino abierto por los autores sea continuado por otros investigadores. Sin dudas, se trata de una valiosa contribución que invita a pensar la complejidad de la educación y el futuro de los ciudadanos argentinos, entendiendo que ambas cuestiones están estrechamente entrelazadas.
* Reseñado por Iván Orbuch. Profesor de Historia de la Educación y de Historia de la Educación Física en el Profesorado Universitario en Educación Física de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). Profesor de Historia General de la Educación en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magister en Ciencias Sociales (FLACSO). Doctorando en Educación (UBA). Autor del libro Peronismo y Educación Física. Políticas públicas entre 1946 y 1955 y de numerosos artículos en revistas internacionales de educación, sociedad y cultura.
@AAUNAHUR
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