“En 2018, se convocó a un concurso para estudiantes asistentes del Profesorado Universitario de Inglés de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). No me tenía fe, pero una compañera me convenció para que me anotara”, cuenta Mariana Romero.

La estudiante está en el tercer año de la carrera y se desempeña como asistente en Inglés I: “Es una materia obligatoria para los estudiantes de todas las carreras –explica–. Se trabaja con comprensión de textos en inglés, pero la explicación se desarrolla en castellano”. Romero tiene tres hijos y hace años que ofrece clases particulares de inglés: “Mi primera aproximación a la lengua fue más bien autodidacta.  Empecé con clases de apoyo para los compañeros de mis hijos y ahora estoy trabajando en un instituto”.

El 5 de septiembre de 2017, cuando se abrió la primera instancia de inscripción para el Profesorado de Inglés, Romero llegó a la UNAHUR una hora antes de que abriera el Departamento de Gestión Estudiantil. “Ya no tenía excusas –recuerda–, porque vivo a veinte cuadras de la Universidad”. Pese a no haber estudiado inglés en ninguna institución, la estudiante pudo ingresar directamente a la carrera, sin tener que cursar los cursos preparatorios.

En 2018, Romero concursó como estudiante asistente para la asignatura Inglés I y fue seleccionada por un jurado conformado por tres docentes de la disciplina. El día de la entrevista, es necesario llevar una carta de presentación. Relata la estudiante: “Al momento de escribir la carta, pensé mucho sobre cuál iba a ser mi posición como alumna asistente. ¿A quién ayudo? ¿Al docente o al estudiante? ¿Qué era lo primordial? A pesar de que también somos una ayuda para los docentes, en la carta plantee que aspiraba a ser un nexo entre el docente y el estudiante. Muchas veces, al estudiante le cuesta dirigirse al docente para decir que no entendió. Conmigo pueden tener una relación más cercana. Soy una estudiante igual que ellos, me ven corriendo con el mate, comprando los apuntes, peleando porque no me alcanza el tiempo para estudiar”.

Pese a que Romero tiene experiencia como docente particular de inglés, nunca había trabajado con grupos numerosos: “No es lo mismo trabajar en una relación uno a uno que con 40 estudiantes en simultáneo. Hay que estar atenta a todos, preguntarles si entendieron. A veces no alcanza el tiempo de clase y les ofrezco que vengan a verme algún otro día que estoy en la Universidad”. A partir de su experiencia como estudiante asistente, también pudo proyectar su tarea en la escuela secundaria: “Al principio no sabía cómo iba a pararme en el aula, pero ahora me doy cuenta de lo que puede llegar a ser mi trabajo en un aula con 20 o 30 adolescentes”.

Romero ya está en condiciones de hacer un balance de su recorrido: “No conozco otras experiencias de concurso para estudiantes asistentes y me parece que es algo genial. En primer lugar, es una herramienta para poner en práctica lo que estamos estudiando. Por otro lado, es muy importante el hecho de que nos paguen por ese trabajo”. Además, considera que la implementación de los concursos para estudiantes asistentes demuestra que la UNAHUR tiene plena confianza en la formación que está brindando, es decir, en que los estudiantes que se están formando pueden convertirse en profesores universitarios. “Los actuales docentes de la Universidad –dice Romero– se formaron en otras instituciones, pero creo que dentro de algunos años van a trabajar en la UNAHUR sus primeros egresados”.

@AAUNAHUR