En su primer libro ­–Noite du norte (2010)–, Fabián Severo plasma la poética de una identidad constituida, atravesada y permanentemente modificada por la vida fronteriza. Este escritor y docente nació en la ciudad uruguaya de Artigas, bien en el límite con el inmenso Brasil, y recuperó el portuñol que hablan los habitantes de esa zona. En 2015, también se estrenó como novelista con Viralata.

Los “cincuentioito” poemas de Noite du norte dan cuenta de una variedad lingüística que se balancea entre el castellano y el portugués y, a la vez, constituyen una metarreflexión sobre el lenguaje de frontera. Parecería que Severo se limita a registrar y reproducir el habla del poblador de Artigas, pero hace mucho más que eso: inventa la lengua de Artigas; realiza el pasaje de la “prehistoria” a la “historia”. “Vo a iscrevé las lembransa para no isquesé” (Voy a escribir los recuerdos para no olvidar), dice el poema uno. El autor se empeña en una paradoja: fijar en un texto escrito un código nunca antes escrito y, al mismo tiempo, lograr que esa fijación permanezca inestable: Archigas / Artigas; nou / noum / no. Dos palabras para llamar a un mismo lugar y tres formas para negarlo.

“Artigas teim uma lingua sin dueño” (Artigas tiene una lengua sin dueño); “Miña lingua le saca la lengua al disionario / baila um pagode ensima dus mapa / i fas como a túnica i a moña uma cometa / para voar, livre i solta pelu seu” (Mi lengua le saca la lengua al diccionario / baila un pagode arriba del mapa / y hace con la túnica y la moña una cometa / para volar, libre y suelta por el cielo). El lado positivo y creador de la identidad artíguense esta puesto en la libertad de una lengua no institucionalizada. Sin embargo, esa “libertad” está acompañada de una fuerte coerción, de formas de vida que se le imponen al habitante de Artigas. Así, la frontera no es solo posibilidad; es también desarraigo: “…somo da frontera / neim daquí deim dalí / no es noso u suelo que pisamo / neim a lingua que falemo” … (somos de la frontera / ni de aquí ni de allí / no es nuestro el suelo que pisamos / ni la lengua que hablamos).

En la obra de Severo pueden rastrearse tres aspectos principales que constituyen la experiencia del artíguense: vida económica, escuela y medios masivos de comunicación. En primer lugar, al habitante de Artigas se le impone una forma de existencia económica que ordena la vida cotidiana: la del bagallero. Ocupación precaria, legítima e ilegal al mismo tiempo, que impone condiciones de existencia penosas y sin ninguna previsibilidad ni seguridad. Por otro lado, el Estado uruguayo, a través de la escuela impone una lengua oficial, que sí está en los diccionarios, que no se ajusta a las necesidades de existencia de la población local. En el poema Trintidóis, el yo poético da cuenta de esa imposición: “Yo no quiría ir mas en la escuela / purque la maestra Rita, de primer año / cada ves que yo ablava / pidía para que yo ripitiera i disía / vieron el cantito en su voz, así no se debe hablar” (Yo no quería ir más a la escuela / porque la maestra Rita, de primer año / cada vez que yo hablaba / pedía que yo repitiera y decía / vieron el cantito en su voz, así no se debe hablar). El alumno debe olvidar su “portuñol” para permanecer con éxito en la institución escolar, pero al mismo tiempo no puede prescindir de este para subsistir en la frontera. Por último, el Estado brasileño coloniza los medios masivos de comunicación y penetra en los hogares del artíguense a través del televisor: “Todas las mañá / cantava la Yuya” (Todas las mañanas / cantaba Xuxa). No es de Artigas el castellano de la escuela pública ni el portugués de las cadenas de televisión brasileñas.

El portuñol artiguense representa el dominio de la libertad, de la no institucionalización, de la posibilidad, del perpetuo movimiento; la vida en la frontera impone condiciones de vida que dejan muy poco margen de opción a sus habitantes. Severo inventa una lengua imposible para referirse a la experiencia paradójica de los moradores de Artigas. Todo lo demás es poesía.

@AAUNAHUR