Foto por Julio Pantoja. En: Presente. Retratos de la educación argentina (2014).
El pasado viernes 12 de junio, alrededor de sesenta docentes de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) volvieron a encontrarse en el marco de La trastienda de la enseñanza, una iniciativa que, de manera virtual, apunta a garantizar la capacitación y el acompañamiento en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Esta vez, la doctora en Educación Carina Lion estuvo a cargo de la exposición que abrió el posterior intercambio entre participantes.
Verónica Weber, titular del Departamento de Tecnología Educativa de la UNAHUR, se encargó de presentar a la expositora invitada: “Hace años que esta profesora tan valiosa y potente viene militando la causa de aprovechar las tecnologías y pensar formas educativas innovadoras”. Lion es especialista en Formación de Formadores e investigadora en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación. Además, es autora de libros sobre tecnología educativa y desarrolladora de videojuegos. En este sentido, explora hace años las posibilidades de la dimensión lúdica de la enseñanza y el aprendizaje.
“Si bien trabajo hace muchos con tecnologías educativas –introdujo Lion–, con este contexto de pandemia se abrieron algunas puertas que nos permiten revisar ciertas prácticas de enseñanza”. Luego, la especialista se centró en algunos aspectos que, de un tiempo a esta parte, comenzaron a modificar los aprendizajes.
Lion describió algunos de los nuevos escenarios que fueron generados por la irrupción de nuevas tecnologías, contenidos y medios. En primer lugar, se refirió a la proliferación de escenarios inmersivos que contrastan con los escenarios extensivos propios del aula: “Las series o los videojuegos hacen que no queramos salir de ellos. La experiencia inmersiva es profunda. En cambio, la clase ofrece muchos contenidos (son extensivas), pero no provocan ese efecto de inmersión”. El escenario de pandemia, de acuerdo con la pedagoga, hizo evidente la necesidad de profundizar el carácter de la clase, en el sentido de apelar también a estrategias inmersivas.
Por otra parte, las nuevas tecnologías habilitan muchas formas de expresar ideas: memes, podcast, etc. Esta multiexpresividad, según Lion, puede aprovecharse tanto para la enseñanza como para el aprendizaje: “Sabemos que las aulas son heterogéneas y que se aprende de distintas maneras. Las tecnologías permiten abordar esas diferentes maneras de aprender”.
Sin embargo, lejos de que la figura docente se encuentre disminuida por la potencia de las nuevas tecnologías, Lion advierte sobre la urgencia de restituir las mediaciones: “Muchos de los procesos hoy están invisibilizados. Cuando existía el sistema operativo DOS, era necesario ingresar un comando para que la computadora iniciara una determinada acción. Hoy basta con un click, y eso invisibiliza la mediación”. Y agrega: “El trabajo docente debe hacer visibles esos procesos de construcción del conocimiento. La educación no está nunca a un click de distancia: hay un montón de mediaciones”.
Hace años se insiste en que la centralidad de la escuela en los procesos de aprendizaje se encuentra disputada por el acceso a múltiples tipos de información que, sin límites espaciales ni temporales, habilita Internet. Señala la especialista: “Suelen producirse aprendizajes no formales, que no están vinculados con lo académico. Muchos de estos aprendizajes son horizontales y asociativos”. No obstante, una vez más, Lion insiste en el carácter determinante del rol docente, incluso para guiar estos nuevos tipos de aprendizajes: “Internet no jerarquiza nada. Es necesario un proceso de mediaciones para que esa información se construya como conocimiento y se jerarquice”. Esas mediaciones harían posibles aprendizajes autorregulados, “ligados a elegir cómo aprender y qué estrategias poner en juego”. La pedagoga, además, subraya que los recursos tecnológicos permiten promover la construcción en colaboración, incluso en un contexto de aislamiento en que puede parecer que todo se hace en soledad.
Luego de esta somera pero profunda reflexión sobre el estado de situación, Lion presentó dos estrategias transformadoras: la gamificación y la transmedia. “Gamificar permite hacer más lúdica la propuesta de enseñanza”, destaca la especialista. Para ello, añade, es necesario presentar un contenido y desafiar a que se elija un recorrido en función de los intereses de cada estudiante. Y realiza una observación importante sobre el carácter de los videojuegos: “En educación pasamos de año y no siempre dominamos los contenidos que se supone que debemos dominar. Eso no pasa en el juego: si se pasa al nivel 2 es porque ya se domina el nivel 1”. También señala que los videojuegos permiten el triunfo épico: “la posibilidad de sentir que logramos algo”. Los juegos también pueden ser jugados todas las veces que se quiera y reúnen comunidades de jugadoras y jugadores que comparten saberes y colaboran entre sí, incluso más allá de las fronteras. Estos rasgos positivos de los videojuegos pueden ser reapropiados y reelaborados por el sistema educativo.
La transmedia, por su parte, da lugar a la “ruptura de un relato y entorno únicos”. Explica la pedagoga: “Ofrece la opción de contar un relato por más de un medio y propicia las expansiones de las historias. Lo más interesante es la posibilidad de convertir a estudiantes en prosumidores”. En este sentido, el campus virtual y las redes sociales pueden jugar un papel determinante.
Luego de la exposición de Lion, se abrió el espacio para el intercambio con las y los docentes participantes de un nuevo viernes de la trastienda de la enseñanza.
@AAUNAHUR
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