A fines de 2021, se desarrolló el tercer encuentro del ciclo Las palabras y las cosas, coordinado por Carlos Battilana y Martín Sozzi, docentes del Profesorado Universitario de Letras de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). La invitada fue María Rosa Lojo, escritora, investigadora, crítica y poeta. “Escribimos para descubrir cosas; no para aburrirnos”, expresó. Claudia Torre, directora del Profesorado Universitario de Letras de la UNAHUR, presentó el encuentro.   

De acuerdo con el eje temático establecido para la edición 2021 de este ciclo, Lojo dedicó la mayor parte de su exposición a su trabajo como editora de obras críticas. La invitada recorrió, principalmente, su trabajo en la colección Archivos, donde fue editora responsable de obras de Ernesto Sábato (Sobre héroes y tumbas), Eduarda Mansilla (Lucía Miranda) y Lucio Mansilla (Diario de viaje a Oriente).  

“La edición crítica es una idea muy antigua. La podemos encontrar ya en críticos del período clásico y alejandrino, porque antes las obras se copiaban. En ese proceso había errores de transmisión, contradicciones o incertidumbres sobre qué había escrito en verdad el autor de cada obra”, introdujo Lojo. Enseguida se refirió a la especificidad de la colección Archivos: “No se trata solo de una edición crítica; es crítico-genética. En la edición crítica a secas hay un cotejo de variantes de las diferentes publicaciones que ha tenido una obra. La crítico-genética incluye, además, un estudio del proceso de escritura del texto a lo largo del tiempo y un rastreo de manuscritos”. Y agregó: “La crítica genética no jerarquiza el concepto de obra final. No necesariamente la obra final a la que llega un autor o autora tiene que ser la mejor. Lo que interesa es concebir la obra como un flujo”. 

La escritora comenzó refiriéndose a su trabajo como editora responsable de Sobre héroes y tumbas: “La edición se terminó en 2005. Cuando yo estaba desesperada buscando financiación, resulta que al mismo Sábato le empiezan a entrar a dudas acerca de si debía publicarse ese libro. Dado que todos los autores de archivos estaban muertos, podía significar un mal augurio que precipitara su propia muerte. Al final esta crisis se le pasó y la novela pudo salir”, relató. 

El trabajo con la novela de Eduarda Mansilla involucró desafíos muy diferentes. “En este caso -recordó Lojo-, prácticamente había que volver a la vida a una autora olvidada, salvo en núcleos pequeños de especialistas”. También resulta un caso particular la edición crítica de la obra de Lucio Mansilla: “Diario de viaje a Oriente era un manuscrito inédito. Ni siquiera es una obra terminada para publicar; son apuntes de viaje. Si vemos este libro en un sentido de crítica estética, es la producción de un aprendiz de escritor. En cambio, para la crítica cultural, es una mina de oro: proporciona una gran base genética y documental sobre Lucio Mansilla y su mundo. Muestra al autor adolescente en el contexto de 1850”.      

Por último, la invitada aludió a la relación entre escritura de ficción y edición crítica: “Mis búsquedas como editora alimentaron mi ficción de una manera impresionante, porque me pusieron en contacto con el mundo viviente de autores y personajes que después irían a convertirse en protagonistas de libros. Le dediqué una novela a cada uno de los tres hermanos Mansilla”. 

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