Rabia, del escritor argentino Sergio Bizzio, es de esas novelas que se leen de una sentada. José María, su protagonista, es una especie de Juan Moreira urbano que termina siendo consumido por la misma rabia que lo empuja a vengarse de todos los que lo humillan a él y a los de su clase.

José María –que es llamado María– es un albañil de cuarenta años apasionado por la lectura, parco, hábil y extremadamente fuerte. La conoce en la fila del supermercado a Rosa, la empleada doméstica la mansión de los Blinder. “Rosa y María hacían el amor todos los sábados, y a veces los domingos. Podrían haberlo hecho todos los días (…) pero la verdad es que no les daba el presupuesto” (2005: 21): la condición de clase también les pone restricciones también a los encuentros sexuales. Cuando los Blinder abandonan la casa por un tiempo, María y Rosa se entregan al sexo cotidiano. Pero en la última de esas vistas de María a la mansión algo cambia: el capataz de la obra aparece asesinado y el protagonista, que ese mismo día había sido despedido, es el principal sospechoso.

Esa noche, en lugar de huir, María se esconde en una de las habitaciones del último piso de la mansión. Nadie lo sabe: ni los Blinder ni la propia Rosa. Vigía secreto de su amada y vengador anónimo, permanece meses y meses allí. Es testigo de los pesares y de los maltratos que recibe Rosa. También es testigo de la chatura de la vida de un matrimonio burgués.

La novela de Bizzio es una excelente muestra de la calidad de muchas y muchos de los escritores argentinos contemporáneos.

@AAUNAHUR