“Está muy naturalizado que se olviden las situaciones de violencia obstétrica si el bebé está bien. Las consecuencias de esa violencia están invisibilizadas”, afirma Camila Cánepa, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). Junto con Beatriz Peralta –directora de la Licenciatura en Obstetricia de la UNAHUR– y Romina Vasco –docente de esa misma carrera–, está al frente de un proyecto de investigación sobre la violencia obstétrica en el sistema de salud pública de la Provincia de Buenos Aires.

El interés de Cánepa por la temática nació cuando trabajó con comunidades guaraníes de Misiones y observó las barreras culturales y lingüísticas que se oponen a que esas mujeres accedan a un parto respetado. “Además –dice–, cuando entré a la UNAHUR en 2021, con la apertura de la Licenciatura en Obstetricia, estaba cursando mi primer embarazo”. La investigadora es licenciada en Biotecnología y Doctora en Farmacia y Bioquímica.

En 2015 se reglamentó la Ley N°25.929 de Parto Humanizado, que establece el derecho a que las personas gestantes reciban “un trato digno, amable y respetuoso”. De acuerdo con la ley, el trato deshumanizado se expresa en la medicalización abusiva y en la patologización de procesos que son naturales. Sin embargo, según señala Cánepa, falta precisión sobre las formas y la frecuencia con que ocurre la violencia obstétrica: “Si no sabemos de qué estamos hablando es difícil abordar el asunto. Más allá de la militancia de la calle, hay que delimitar un problema y saber a cuántas personas les están pasando para trazar políticas públicas efectivas”.

El objetivo de la investigación de este equipo de investigadoras de la UNAHUR es confeccionar un informe que dé cuenta de la violencia obstétrica que sufren las personas gestantes en la Provincia de Buenos Aires. Si bien en un primer momento se evaluó la posibilidad de entrevistar al personal de salud o personas gestantes que aún estuvieran en los centros de salud, luego se descartó la idea. Reflexiona Cánepa: “El personal de salud puede confiar en que está haciendo un buen acompañamiento de esos partos, pero tal vez hay cosas que en la instancia de formación no revisaron y no hacen más que mantener un modelo ya establecido”. Por otra parte, las personas gestantes están muy condicionadas para referirse críticamente a la atención que acaban de atravesar, cuando aún permanecen en los centros de salud junto con sus bebés.  

La experiencia de Cánepa como maestra de grado ayudó a pensar un proyecto que contemplara la realización de una secuencia didáctica en los seis Centros Educativos Nivel Secundario (CENS) del municipio de Hurlingham. “Estos espacios de formación –explica Cánepa– ofrecen una riqueza adicional, ya que no solamente nos permiten acceder a la información, sino también acompañar ese proceso en el que una persona gestante, si así lo desea, comparte una situación que le fue dolorosa”. Y agrega: “Hacemos ciencia comunitaria, porque las personas van a conocer nuestro proyecto de investigación y esa información brindada va a servir para que otras personas gestantes no sufran violencia obstétrica”.      

En los CENS, van a brindarse tres encuentros consecutivos. En el primero, se va a abordar la salud sexual y reproductiva; en el segundo, los distintos tipos de violencia de género; y en el tercero, se tratará específicamente la violencia obstétrica. “La idea es poder generar espacios abiertos de diálogo y confianza. Con esta metodología no perdemos la información cualitativa”, detalla la investigadora. Una vez obtenida información en esos encuentros, se organizarán jornadas abiertas en la UNAHUR para analizar, ordenar y sistematizar en categorías las experiencias de violencia obstétrica. De esa manera, podrán confeccionarse encuestas cerradas que podrán realizarse masivamente.

Esta proyecto también permitirá mejorar la formación de todas y todos los estudiantes de las carreras del Instituto de Salud Comunitaria. Observa Cánepa: “Por supuesto que no podemos hacer un análisis inocente y creer que alcanza solo con formar personal comprometido. Todo va a estar regido por cuestiones estructurales y presupuestarias del sistema de salud. Sin embargo, nuestras y nuestros estudiantes podrán ser actores de cambio con respecto a su entorno de trabajo”.

A poco tiempo del Día del Investigador y la Investigadora Científica, el trabajo de este equipo de la UNAHUR renueva el compromiso de la ciencia con los problemas más acuciantes de la sociedad.  

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