El proyecto de cuatro estudiantes de la Licenciatura en Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) fue seleccionado en la categoría de Sistema de panelerías modulares del Programa de capacitación en montaje de obra y producción de dispositivos para las salas del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. El diseño es un sistema para montar exposiciones.

La cátedra de Taller de Diseño Industrial IV, a cargo del profesor Germán Falke, participó de la convocatoria de “Diseño Situado”, lanzada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Los proyectos ganadores fueron anunciados el pasado 15 de julio y serán realizados íntegramente por trabajadores y trabajadoras del Polo Productivo en el taller que funciona en la ex ESMA.

“Uno de los objetivos del Taller de Diseño –explica Falke– es pensar un producto en forma sistémica. Este proyecto ayudó bastante, porque está muy apoyado en la idea de sistema. Es decir, todo debe tener una lógica común y el sistema puede crecer sin la necesidad de incorporar otros elementos. En la producción, hay un juego de ahorro con las piezas que, en algunos casos, pueden cumplir más de una función”. Juan Méndez, Mariana Sanguina, Natalia Cohen y Walter Rodríguez son estudiantes avanzados de la Licenciatura en Diseño Industrial de la UNAHUR y fueron quienes gestaron el proyecto.

“En una de las charlas que nos dieron, nos preguntaron si queríamos ganar el concurso o hacer algo que realmente sirviera. Creo que esa pregunta fue el disparador que guio nuestro trabajo”, recuerda Rodríguez. También recupera el impacto del primer recorrido que hicieron por las instalaciones de la ex ESMA. “En el sistema que diseñamos –agrega su compañero Méndez–, intentamos reflejar la pesadez del lugar, el frío que genera recorrerlo”.

En el Conti, hay pocas y pocos trabajadores que deben armar la estructura para las exposiciones. A eso se suma que esa panelería debería comenzar a ser fabricada en el propio Polo Productivo que funciona en la ex ESMA. “Creo que el fuerte del proyecto es que está muy orientado a esa lógica de producción”, destaca Falke. En el mismo sentido, Méndez reflexiona: “Investigamos mucho para empaparnos del tema. Desde un primer momento, tuvimos presente que estábamos diseñando algo para usuarios que van a aprender a usar máquinas, que van a capacitarse. Queríamos que fuera sencillo no solo para el montajista que arma la muestra, sino para el que produce la panelería y para quien la recorre”.

Las y los creadores del proyecto son los únicos estudiantes de la comisión Falke de la materia Taller de Diseño Industrial IV y compitieron con diseños realizados en el seno de distintas comisiones de cátedras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de La Plata. “Sentimos satisfacción y orgullo –subraya Sanguina–. Somos pocos, pero cada uno puso todo de sí. Empezamos lentamente, pero fuimos encontrando la manera de complementarnos y llegar a una instancia en la que todos estuviéramos satisfechos con lo que habíamos logrado. No trabajamos con la idea de ganar el concurso, sino que buscamos hacer las cosas a conciencia. Eso se notó, y que creo que se vio en la evaluación de los trabajos”.

Cohen tuvo su primer contacto con el Diseño en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Valora mucho la posibilidad de retomar los estudios que encontró en la UNAHUR. “Desde el momento cero me enganché con la propuesta del Conti, porque hace tiempo estoy vinculada con el mundo del arte”, cuenta. La estudiante tiene experiencia en la pintura y la fotografía y tiene un taller de enmarcación y carpintería. “A veces –considera–, es difícil llevar el concepto a un elemento tangible. Como equipo funcionamos perfectamente y cada cual puso sus potencialidades al servicio del proyecto”.

La propuesta del Conti, además, comulgaba con uno de los rasgos fundacionales de la UNAHUR: la estrecha vinculación entre conocimiento y territorio. “Toda esa mochila positiva que tenemos desde que llegamos a la universidad está volcada en este trabajo. Hicimos mucho foco en ponernos en el lugar del otro; de esa persona que va a trabajar al polo industrial, por ejemplo”, observa Méndez. “Es un orgullo que una universidad pública del conurbano pueda tener esta oportunidad y obtener este reconocimiento”, suma Cohen.  Y concluye Falke: “El resultado de este proyecto deja claro que el nivel de la UNAHUR es muy bueno y le da un empuje importante a nuestra carrera”.

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