La Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) organizó en su auditorio el conversatorio Experiencias transformadoras: interpelar lo educativo desde las pedagogías críticas. La actividad es parte de una serie de conversatorios que se llevan adelante cada cuatrimestre como parte de la propuesta de Pedagogía II, materia del campo de la formación básica del Instituto de Educación.

El encuentro se llevó a cabo el pasado 7 de junio y fue coordinado por Lorena González y Florencia Gavio, docentes de Pedagogía II del Instituto de Educación de la Universidad. Participaron educadores/as de cuatro espacios: el Proyecto Redes, la Biblioteca Popular Paulo Freire, la Unidad Penitenciaria 39 de Ituzaingó y el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE).

Primero, llegó el turno de que se pusieran en común las experiencias del Proyecto Redes, el programa universitario de apoyo socioeducativo en espacios comunitarios lanzado por la UNAHUR, a través de la Secretaría de Servicios a la Comunidad. Desde Redes, se convoca a estudiantes avanzadas/os y graduadas/os de carreras del Instituto de Educación para formar parte del equipo socioeducativo que desarrolla acciones territoriales de acompañamiento a niñas, niños y adolescentes de Hurlingham con bajo o nulo acceso a las actividades educativas y culturales.

“En general, se necesita mucho refuerzo en Matemática, Lengua y para completar las tareas de la escuela”, afirmó Agustina Montenegro. Por otro lado, relató que trabajan con bitácoras, unos cuadernos donde se consignan día a día las tareas realizadas y ayudan a organizar la continuidad del trabajo en el territorio.

Enseguida tomó la palabra Gonzalo Hormachea, coordinador del Proyecto Redes. “La forma de nuestro trabajo tiene que ver con la estructura del lugar. Por ejemplo, las actividades recreativas las hacemos en el primer horario, porque es cuando están disponibles los espacios que sirven para eso. También, a causa de una necesidad social real, incorporamos una merienda”. Hormachea subrayó la importancia de trabajar con diagnósticos: “Si lo que sucede en el territorio lo demanda, se cambia la idea inicial. No imponemos nuestra mirada. Tratamos de diseñar la experiencia para que sea importante para cada pibe/a en ese lugar”.  

En segundo término, hablaron tres educadoras de la Biblioteca Popular Paulo Freire, ubicada en el barrio San Atilio, José C. Paz. Belén Benítez explicó que la biblioteca integra un espacio más amplio donde, de lunes a viernes entre las 9 y las 17 hs, también funciona un centro comunitario para infancias entre 45 días y 12 años. Los talleres de la biblioteca, en cambio, están dirigidos a chicos/as que ya están en la escuela secundaria. “La contención y el cuidado son muy necesarios, pero planificamos en base a ejes. No somos solo cuidadoras; pensamos las acciones en términos educativos, afirmó Benítez”.

Patricia Martínez se refrió a la actividades diarias en la biblioteca: talleres de stencil, ensamble musical, folclore, teatro, entre otros. “Siempre la lógica de los aprendizajes es grupal”, dijo. Por otro lado, resaltó la participación anual de estos/as jóvenes en el Encuentro del Programa Jóvenes y Memoria que se realiza una vez al año en Chapadmalal.     

La tercera educadora de este espacio, Anahí Rojas, intervino desde su labor en frente del Taller de Mural. “Es una forma de llevar el arte a los barrios –opinó– y también contiene una mirada política. Tiene que ver con estar en la calle, con trabajar en comunidad”.

En el tercer bloque del conversatorio, Alejandra Porzio expuso desde su lugar de docente de la modalidad Educación en Contextos de Encierro de la Unidad Penitenciaria 39 de Ituzaingó. Brinda talleres de Teatro y Psicología Social en la escuela secundaria de esa unidad. “El teatro dentro de una cárcel irrumpe; es insurrecto. Propone un espacio de libertad en un lugar de cuerpos cautivos”, sostuvo. Además, dijo que este tipo de propuestas educativas buscan que “puedan torcerse destinos”.

Por último, llegó el turno de dos educadores del MOCASE. Este movimiento, organizado hace 32 años alrededor de la problemática de la tierra en Santiago del Estero, hoy tiene actividad en los 27 departamentos de la provincia. “Contamos con diferentes espacios de formación. Entre ellos, las escuelas de Agroecología, de Psicología Social y de Comunicación”, informó Noelia Galván. También se refirió a las pasantías vivenciales, que permiten conocer directamente el trabajo de las familias campesinas. José Cuellar, por su parte, destacó otra importante espacio de formación del MOCASE: la universidad campesina. Se refirió, además, a los fogones comunitarios. Allí se ofrece alimentación, pero también un espacio de encuentro y de formación para nuestros/as niños/as y jóvenes.  

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