Franco Vitali, estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), recibió el premio a la mejor disertación en el III International Joint Symposium on Agriculture and Food Security, organizado por la Universidad Mae Fah Luang, Chiang Rai, de Tailandia.

“Participé online de la tercer edición de simposio –relata Vitali–, que trató sobre la seguridad de los alimentos y el tratamiento que se le puede hacer a la comida”. Si bien su investigación ligada al análisis y vigilancia de los virus entéricos en el arroyo Soto de Hurlingham no parece tan vinculada al tema central propuesto, el estudiante explica que, en realidad, “tiene mucho para aportar, porque la gente puede consumir esa agua y estar en contacto con un montón de contaminantes”. La presentación, realizada íntegramente en inglés, tuvo lugar el viernes 8 de septiembre y fue seguida de una ronda de preguntas.

Vitali cuenta con una Beca de Entrenamiento de la Provincia de Buenos Aires (BENTRE 2023) y trabaja en el marco de un proyecto PIUNAHUR dirigido por las doctoras María José Dus Santos y Marina Mozgovoj, ambas investigadores y docentes de la UNAHUR. El proyecto del que participa Vital también se lleva adelante en el Instituto Nacional de Tecnología Alimentaria (INTA), donde Mozgovoj coordina el área de microbiología. Además, integran el equipo de investigación Camila Frydman (docente y becaria doctoral) y Solange Galeano (estudiante de la Licenciatura en Biotecnología).

“La vigilancia del arroyo Soto, en el marco del proyecto, dura un año: tendremos muestras desde enero de 2023 hasta enero de 2024 –detalla Vitali–. La idea es contar con una muestra significativa y tener una tendencia anual”. Sin embargo, la duración de la beca BENTRE se prolonga hasta mayo, momento en que el estudiante podrá dedicarse a analizar los resultados de manera integral, publicar distintos materiales y producir su tesis de licenciatura. De todas maneras, explica el becario, se busca sostener en el tiempo estas vigilancias.

“En el simposio hubo representantes de unos trece países, la mayoría orientales, tales como Malasia, Tailandia y Japón. Expusimos tres argentinos/as vinculados con el INTA”, cuenta Vitali. Y agrega: “El resto de las exposiciones estuvo a cargo de gente que, como mínimo ya había completado su carrera de grado. Yo era el único estudiante de grado”. El estudiante profundiza en los objetivos del estudio del que participa: “Nuestro proyecto detecta qué virus de la población terminan en ese arroyo, para saber cuál es el estado de esas personas. Si detectamos la presencia de un determinado virus, es porque, seguramente, en esa zona está circulando”. Este tipo de estudios ya se hizo, durante la pandemia, con el SARS-CoV-2 y permitió anticipar picos de circulación de ese virus. “La idea es que este tipo de vigilancia pueda implementarse a lo largo del tiempo y ayude para advertir sobre ciertos brotes. Esta vigilancia en particular es sobre virus entéricos que entran por vía oral y se desarrollan en el intestino. Se trata de los típicos virus que causan diarrea”, afirma el estudiante.

 “Empecé a cursar en febrero de 2020 y atravesé dos años de plena pandemia –recuerda Vitali–. Recién recuperé las primeras instancias de presencialidad a mediados de 2021 y me involucré en el grupo de investigación cuando en 2022 conocí a las docentes que están a cargo del proyecto”.  El estudiante aspira a graduarse a fines de 2024 y ya piensa en cursar un doctorado.

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